Venían a
tocar los Tokio Hotel, y fuimos a verlos a Barcelona (eso en otro post próximamente); pero
en casa me sorprendieron con el regalo de ir también a Francia, a Toulouse, y
así con la excusa, un 2º concierto de los Tokio, y otro ‘paseíto’ por nuestro
país vecino.
Total, que ya me tenéis a mí, con mi nuevo
teléfono, haciendo fotos del Montseny y de Carcassonne en directo y mandándolas
también en directo a IG, para probar qué tal. El teléfono quiere ir dejándose
dominar… pero habiendo dormido una sola hora y entre los baches del camino…
****Enlace a mi IG para fotos...
Llegamos a Ramonville, donde dormimos en un
hotel-castillo. Montjoie. Simpáticos, buena cena (poca cantidad); pero la
comida (mejor pongo fotos del postre; porque sino pensaréis que pedimos menú
infantil)… Nos pusieron en habitación para minusválidos: porque íbamos con
nuestra hermanita de 4 patas, supongo... Más espacio para que jugara con su
pelotita… Pero suele ocurrir que en las habitaciones para gente que va con
silla de ruedas, las cosas no son tan accesibles ni cómodas: para las personas
en silla... Lo digo por muchos años de experiencia… No es cómodo ni para los
que podemos arreglárnoslas… Lo importante es que nadie entró a tocarle las
narices a nuestra muñequita: algo que últimamente ocurre también en los mejores
hoteles (y por eso tenemos que tirar de apartamento, cuando los hay); aunque
les digas y repitas QUE NO ENTREN; PORQUE NUESTRA HERMANITA DE 4 PATAS SALDRÁ A
BUSCARNOS Y SE ESCAPARÁ.
La noche
siguiente paseo por Toulouse: viento; pero cosas preciosas: el río Garonne
parecía salido de una romántica historia sobre vampiros (¿he dicho ya que son
una de mis debilidades?)… el viento promovía sus líquidas e inquietas dunas…
Allí la juventud se reúne para que no puedas concentrarte en tus pensamientos;
pero no todo puede ser perfecto, y si disfrutan sin hacer daño a nadie…
Tenemos el Pont des Catalans, el Pont
St-Pierre, el Pont Neuf y el Saint-Michel: creo que los cruzamos todos…
Y hablando de vampiros… el Donjon du Capitole
me recordó también a alguno de esos castillos que salen en las películas…,
vale, me callo. Bajo la noche, tengo excusa. En fin…
Estaban en obras, en la Eglise ND de la
Daurade, también. Pero de fuera (a esas horas…) es preciosa. Y la Ecole des
Beaux-Arts…
Aun con el viento en nuestra contra, unos
minutos para deleitarse con la vista de la Dôme de la Grave… entre las luces
del Pont St-Pierre, esas inquietas dunas líquidas y negras, y el aleteo
constante de las verdes hojas de los árboles que componen su música particular…
Antes de
dejar Toulouse, un saludo a la iglesia de Ramonville, Saint-Agne…
¿Por
dónde pasamos, Carcassonne o Narbonne? Tic, Tac, tic, tac… ¡NARBONNE!
Nos encanta
Carcassonne…; pero hay que estar en casa a la mañana siguiente; pues los autónomos
tenemos la misma libertad que obligación… Y prefiero hacer nuevas fotos con mi
teléfono con opción panorámica, de noche. Además, Narbonne está por descubrir…
Se nota
por todas partes que es 8 de mayo… Lo irónico es que todavía haya guerras en todas
partes. Del tamaño que sea…
Aparcamos
entre el Museo Lapidario y Les Halles…
Cruzamos por Passarelle des Barques, desde
donde se avecina parte del complejo arquitectónico… La catedral, el Palacio
Arzobispal, El Torreón, museo, ayuntamiento…
De más cerca es impresionante…
El
descubrimiento de restos de la Vía Domitia, me recuerda algunas de las
maravillas que tenemos en casa… Pero claro, ¿dónde no hay restos de
historia?...
Nos dicen que la entrada a la Catedral es
gratis; pues muy bien; aunque me hacen pagar por ver la Sala del Tesoro. Me
daré el lujo de pagar la versión cara; así a la próxima me dará tiempo a ver lo
que sé que no me dará tiempo a ver ahora; pues estamos volviendo a casa y esto
es sólo un primer contacto.
La verdad es que no es la catedral más bonita
que he visto; pero es preciosa.
Y la sala del tesoro está muy bien (con su efecto sonoro y todo)… Con lo que me quedo es con una especie de cofre para bodas (y soy antibodas) y el tapiz enorme (y soy poco de tapices), de la Création du Monde, siglo 15, creo…
Nos llevamos souvenirs anímicos… y algo más.
Au
revoir!
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