Hoy muestro mi relato breve inspirado en el reto literario, 'Juntalibros', del BLog de la autora Jessica Galera Andreu:
‘’El viejo
Principe de la biblioteca’’
El viejo
contemplaba el mar, recordando.
El viejo y el mar se conocían bien: desde que
el viejo era un niño y casi se había ahogado en las aguas relucientes y
profundas de su ahora amigo, el mar.
Tenía entonces once años, cuando una tarde
soleada; aunque de temporada baja, en su pequeño pueblo costero, había acudido
a la playa con su libro como único acompañante de la aventura que pensaba
correr, y testigo de la que acabó corriendo.
Sus amigos no se encontraban en el pequeño
pueblo turístico: sus padres se los habían llevado a unas pequeñas y merecidas
vacaciones, después de trabajar duramente ese verano. Pero el solitario niño,
no tenía padres que le llevaran a lugares desconocidos; aunque estuvieran sólo
a pocos kilómetros de allí. Tenía una abuela, que alquilaba habitaciones en su
casa de pescadores en época de bañistas y merendolas en el campo, y de eso iban
tirando. Así que por lo general, no podían darse muchos caprichos; aunque,
aquel viejo antes niño, siempre recordaría a su abuela como la mujer más
valiente, buena y guapa de todas.
Pero el niño viajaba a lugares desconocidos:
se encontraban dentro de los libros, que para él eran los pasajes a otros
mundos, incluso.
Siempre le habían gustado los libros: en su
casa tenía algunos, que habían pertenecido a su abuelo; pero donde se
enriquecía de verdad, era en la Biblioteca de los Muertos, como él la llamaba:
una biblioteca que se erguía casi olvidada, en lo que antes había sido un
pequeño cementerio.
La Noche de Todos los Santos solía tener más
visitantes que el resto del año; pero esos visitantes sólo iban allí a
curiosear, mientras hacían ver que se reían y en verdad salían de allí
corriendo antes de mostrar el terror a lo desconocido: aunque desde fuera,
parecía una casa indiana…, una pequeña habitación, en realidad, llena de libros
salpicados por el polvo que mostraba lo poco manoseados que estaban entonces.
Era casi su reino, y el se sentía como un
príncipe: El Principe de la niebla, al recorrer las estanterías entre la bruma
de la noche, que se colaba por la puerta (que por si acaso, dejaba abierta), en
su trayectoria desde el mar.
Aunque a la luz del sol, sentado en las
cálidas maderas del suelo, que lucían más desgastadas que los lomos de los
libros, la danza interminable del suspendido polvo (el Efecto Tyndall, lo
llamaban), le hacía creer que las hadas existían y eran del tamaño de un átomo
después de un atracón de pasteles de chocolate.
Allí, en aquella abandonada biblioteca,
encontró una vez un libro en blanco, su título: ‘’Mis adorados padres’’.
No entendía cómo podía ser que hubieran
escrito un libro sin palabras…, hasta que la respuesta a su duda apareció: él
tenía que escribir el libro.
Y así lo hizo, durante muchos días y algunas
noches: escribió todo lo que su abuela le explicaba, aún, cada día, y lo que él
soñaba que hubiera podido ocurrir de no morir sus padres, cuando él era
demasiado pequeño, ahogados en el mar…
Aquel día, no había nadie en la playa, o eso
creyó él.
Se adentró para comprobar qué se sentía al
bucear hasta lo más hondo que su cuerpo pudiera aguantar.
Veía a sus padres, las sonrisas y los brazos
abiertos para estrecharle en esos abrazos soñados una y mil veces…
Pero sus padres nunca pudieron abrazarle allí
abajo, lo había alucinado en su estado: un pescador, que pescaba oculto entre
las rocas, lo había rescatado al ver que no aparecía después de verlo
adentrarse en el profundo mundo donde los peces que alimentaban a sus hijos
nadaban.
¿Os preguntáis si terminó el libro y se hizo
rico y famoso?...
El libro espera en la biblioteca, a que otro
niño o niña, o quizás un adulto, se tope con él y escriba su propio capítulo…
Hola Natalia,
ResponderEliminarsupongo que te pasa como a mí. Los relatos sobre libros me fascinan. Desde mucho antes a decidirme a escribir. Si encima introduces una biblioteca siniestra y con libros fantásticos, ya me tienes embobado.
Un muy buen relato intrigante y dramático.
La añoranza de la familia genera mucha tristeza.
Espero que ese libro pueda ser encontrado por más niños que puedan plasmar en él su felicidad.
Enhorabuena por el relato.
Saludos y besos
Hola Jose,
Eliminarsí: si ya de por sí, una historia puede ser interesante... si le añades libros, escritores, lectores aventureros, lugares especiales... pues puede ser aún más detallada, sobre todo para los que nos gusta leer y escribir, digo yo.
Las ''normas'' eran a partir de un libro con un título que daba para eso. Además, si te metes en cualquier biblioteca y te sale un ¡ohhh! espontáneo delante de una estantería de esas que quitan el hipo..., verás que una bibliotecaria aparece por arte de magia y te mira con un deje más que siniestro (esto ya es rizar el rizo...) Los libros tenían que ser ''especiales''; pues casi nadie los valoraba: ¿cómo sucede en parte de la sociedad?...
Intrigante, familia, tristeza: esas son palabras que van en mi mochila personal, así que salen solas.
Precioso tu deseo, gracias. Y por tu comentario y ánimos.
Un abrazo!!