En algún mágico lugar de las tierras tecnológicas... existen Blogs amigos en los que sus encantadores y encantados Maestros de ceremonia, te invitan a que entres en sus dominios y dejes parte de tu alma. De esta manera, se crea un vínculo con tinta en vez de sangre, que no se borra.
En estos mágicos lugares, que todavía no he acabado de recorrer... puedes encontrarte magos de todo tipo con almas tan variopintas como un ramillete creado por el gusto de una niña inocente.
Hay perlas preciosas escritas en estos Blogs: sin límite de imaginación, de temática... Los últimos escritos que he leído del mes de Octubre, en el Blog de Jessica Galera Andreu, son tremendos; me costaría mucho tener que otorgar un premio, si fuera el caso.
Tenéis que probar!!
Os muestro mis aportaciones, por orden: en el Blog de Jessica
1º relato de agosto:
'El palpitante corazón del bosque'
Corría, no sin mirar atrás,
del malvado monstruo debía escapar.
Corría, no sin mirar atrás,
con el temible monstruo la querían casar.
En el bosque se había adentrado,
huyendo del monstruo desalmado.
En el bosque se había encontrado,
en ese bosque, al que llamaban encantado.
Las gentes decían que el mágico bosque palpitaba:
que a las buenas personas ayudaba.
Eran muchos los que confirmarlo deseaban;
pero el miedo a lo incierto los ahuyentaba.
Los abuelos a sus antepasados recordaban;
las madres por sus hijos oraban;
los niños en la oscuridad imaginaban…
Pero nadie se adentraba; aunque la leyenda rezara:
‘Si al centro de mi corazón lograras llegar,
tus buenos deseos se harán realidad.
No puedes albergar ninguna maldad;
pues mi corazón sólo entiende de bondad’.
La vital agua limpia empezó a brotar,
La luz de la vida se empezó a multiplicar…
El monstruo allí no podía llegar:
la leyenda
hablaba de libertad.
2º relato de agosto
Al misterioso Mont Saint Michelle tres hermanos peregrinaron una
vez,
es una entretenida historia que saber queráis, tal vez.
Llegaron a través de un viaje inesperado,
una promesa, quizás, que a un querido Ángel habían dedicado...
La visión externa les recibió de manera abrumadora, y divina:
pues la figura de San Miguel Arcángel desde lo más alto, hasta el
cielo, se erigía.
Pasear por el laberíntico interior fue intrigante y a la vez
esclarecedor:
los restos de historia, entre tiendas y restaurantes, permanecen
vivos al adorador.
Pero casi me caigo por las escaleras pequeñas, como un
cacahuete,
y me acordé de la familia del maestro de obras,
recitando un sainete...
1º relato de septiembre
''Debes
hacerlo''
Se adentró en la
casa de la bruja en silencio, latidos de su asustado y esperanzado corazón
aparte. Se encaminó hacia lo que podía ser la meta de su esperanza, como un
ladrón; pero en realidad no lo era: era la víctima a la que habían robado. La
maldita bruja le había quitado a su familia, y la tenía escondida en algún
lugar allí dentro; pero no era un sitio donde su familia cabría corpóreamente:
era un lugar embrujado en el que la oscura bruja los había condenado a
sobrevivir mientras él no pudiera rescatarlos.
Podían estar en
cualquier lugar… Pero había tantos objetos allí, que no parecía la típica casa,
o escondite de una bruja…
Observó
detenidamente, imaginando a su hermano o a su madre, chillándole ‘’aquí
estamos’’… desde ese lugar que debía descubrir lo antes posible. El tiempo
pasaba, como pueden pasar las páginas de un libro… como puede girar la bola del
mundo… Esa casa era demasiado completa, quizás todo fuera una ilusión visual. O
tal vez su familia estaba en esos objetos que en verdad no había esperado
encontrar allí…
…¿Dentro de la
bola del mundo?
…¿Dentro de uno
de esos libros de idiomas desconocidos?
Se acercó al
objeto que al fin pudo conquistar más tiempo su mirada y tentar sus dudas: el
pergamino que descansaba en el suelo.
Seguro que la
bruja había creído que no se fijaría en algo que en principio podía parecer un desperdicio;
pero podía ser una triquiñuela, además algunas de las mejores ideas para la
creación de los mismos libros, se recuperaban a veces del cesto para los
papeles desechados…
Apostó por ese
papel…
Salió de esa
casa al trote: estaba previamente avisado del poco tiempo que tendría.
Cuando se detuvo
para recuperar el aliento, y percatarse de que la bruja no lo sobrevolaba entre
risotadas silenciosas, observó detenidamente el papel.
…Aparecieron la
maldad y la magia de la bruja en forma de estiradas letras negras que parecían
reírse de él:
''Tu familia no
se encuentra en este papel ni en esta casa, para encontrarla, debes hacerlo,
debes morir…''
2º relato del mes de septiembre
''Plic, muac, toc, shaff, la, cra...''
Plic, plic, plic… Jessica observaba cómo la lluvia rozaba
su ventana, y le hacía recordar que su amado sol se había acostado pronto ese
día. Pero eso no fue impedimento para que se acomodara bajo su manta, en el
sofá, y se entregara a esos mundos de fantasía donde el tiempo lo manejaba
ella…
Diana escuchaba con los ojos cerrados el roce en su ventana: muac, muac, muac… Ese sonido
era el que su poético corazón traducía de gotas de lluvia a besos.
Lídia estiró los brazos recibiendo la caricia de la lluvia que
había golpeado en su ventana: toc,
toc, toc... poco antes de salir a recibir esa especie de saludo
celestial, o quizás bendición: el agua hace crecer, como el alma...
Karen se imaginaba, mientras su cabeza se acomodaba en la almohada
y no dejaba de observar las gotas en su ventana..., volando bajo la lluvia, que
repiquetearía, shaff, shaff, shaff,
sobre la piel del dragón que la llevaría a un mundo de sueños.
JascNet escuchaba la música al caer por su ventana: la, la, la: para él, la lluvia
era bienvenida como una canción, escrita con tinta desde el alma. Sonrió.
A Natalia le encantaba escuchar el sonido de la lluvia en la
ventana: sabía que era poco práctica; pero la enamoraba casi igual que la
nieve; blanca como dos de sus ángeles… Aunque eran oscuros los libros que le
encantaba leer, bajo el sonido del trueno, cual un cuervo: cra, cra, cra…
1º relato del mes de octubre
‘’Oro viejo’’
Así como el ser
humano tiene varias edades: niñez, juventud, madurez, vejez… las estaciones
debían tener varias edades.
Los hombres
mueren, como las estaciones. Aunque éstas resucitan, como quizás hagan los
hombres…
Se cuenta que un
escritor, el primero conocido…, que vivía en un lugar tan alto, tan alto… que
nadie nunca lo podía ver desde la tierra, tuvo la idea de pedirle a una pintora
que a partir de sus experiencias ya vividas… le otorgara a la supuesta tercera
estación una historia y personalidad a través de sus lienzos, que cobrarían
vida…
La pintora amaba
la primavera: el recuerdo de su niñez: sus amorosos padres y abuela, sus
juguetones perritos, y los paseos a lomos de su caballo blanco, llamado
Gabrielo, llevándola al trote (cuando no se dedicaba a pastar la hierba…),
soñando ella en que a Gabrielo le nacieran enormes alas de arcángel para llegar
volando hasta las nubes, saltando de una en una para charlar con las estrellas
y pedirles que iluminaran su habitación por las noches…
Pero también
adoraba el verano: el recuerdo de su gran amor, con el que descubrió la
suavidad de los sentimientos verdaderos, y con el que se dio cuenta de que al
rozarse sus labios, los suspiros provocaban poemas… hasta que la majestuosa
verja de sus reales sueños se cerraba para dar paso a las estaciones más
lentas… llenas de hojas que dejarían de ser verdosas para convertirse en oro
viejo… y caer y quedar enterradas bajo la vampírica nieve, que resplandecía
como la romántica plateada luna...
Hasta resucitar.
Como una supernova…
Hojas cayendo al
cántico del viento…
Oro viejo…
La pintora, la
poeta, empezó a pintar sobre una familiar tela, con buenas dosis de óleo que
tardaría años en secar…, un paisaje inspirado en un pueblo de poetas llamado
Soroa, en el que su alma había esperado a su amado, en otra época de
separación…
Cada semana, una
carta de amor casi tan prohibido como viva la llama del fuego de la chimenea,
se guardaba celosamente en un arcón de cerezo, después de ser releída.
Una
vez, sucedió que las hojas blancas escritas con letras de amor se transformaron
en hojas caducas (prontas a secarse y adquirir el color del oro viejo), como
las de los árboles del camino más precioso de Soroa, al tiempo que estos,
hacían danzar hojas blancas escritas con los mensajes de amor del lejano
amante, sobre la solitaria y esperanzada artista, cada vez que salía a pasear
en espera del reencuentro…
‘’Trastorno de perrosonalidad’’
–Ya me lo dijo mi madre…: ‘’Hijo,
recuerda que algunos seres no entenderán jamás que maulles en vez de ladrar’’.
Pensó aquel perro al que todos se quedaban mirando como a un alien, cada vez que salía por su boca un sonoro miaauuu, mientras observaba cómo sus compañeros de aquel circo itinerante que era su casa, montaban la inmensa carpa con forma de exprimidor de naranjas.
Algunos llamaban monstruos a sus compañeros, a los que él respetaba por la fuerza y valentía con la que cada día se levantaban y mostraban al mundo sus cualidades. Aunque el mismo mundo sólo quisiera ver sus cualidades (durante un ratito que luego tal vez preferirían olvidar) como magos invisibles, funambulistas que no tenían piernas, come-fuegos, hipnotizadores que resolvían la vida de los que pagaban una entrada más barata para acudir al circo que la de la consulta del psicólogo, sirenas que recitaban a Shakespeare, forzudos que tenían corazones a juego, payasos que se camaleonizaban en directo…
Todos ellos se habían ido encontrando, apareciendo de los lugares más cercanos, remotos o desconocidos, como; el fondo del mar, de donde se escapó de un matrimonio concertado la sirena; un planeta sin nombre, del tamaño de un guisante, de donde procedía el mago; de un volcán, donde le era imposible leer sus libros predilectos al señor come-fuegos; de un asilo para personas sin seres que les quisieran, de donde se escapó el funambulista; de la consulta del psiquiatra (su consulta), de donde se acabó marchando el hipnotista; del alma de una niña que murió por enfermedad…, de donde acudía el a ratos apenado payaso; de la empresa de constructores de su cuñado, en donde acabó colgando su casco el forzudo… y de la casa del amo loco, que no podía sufrir escuchar a un perro maullar a la luna, de donde salió por patas el protagonista de esta historia.
El ‘’perro’’ dejó de observar a la gente que los observaba a ellos… con unas caras…, desde el otro lado del terreno en donde se erigía una carpa con forma de exprimidor… y continuó observando a sus compañeros (su cabeza se había ido moviendo mientras pensaba todo aquello…)
–No cambiaría mi situación actual ni por un millón de latas de sardinas –pensó, lanzando uno de sus maullidos al aire.
Pensó aquel perro al que todos se quedaban mirando como a un alien, cada vez que salía por su boca un sonoro miaauuu, mientras observaba cómo sus compañeros de aquel circo itinerante que era su casa, montaban la inmensa carpa con forma de exprimidor de naranjas.
Algunos llamaban monstruos a sus compañeros, a los que él respetaba por la fuerza y valentía con la que cada día se levantaban y mostraban al mundo sus cualidades. Aunque el mismo mundo sólo quisiera ver sus cualidades (durante un ratito que luego tal vez preferirían olvidar) como magos invisibles, funambulistas que no tenían piernas, come-fuegos, hipnotizadores que resolvían la vida de los que pagaban una entrada más barata para acudir al circo que la de la consulta del psicólogo, sirenas que recitaban a Shakespeare, forzudos que tenían corazones a juego, payasos que se camaleonizaban en directo…
Todos ellos se habían ido encontrando, apareciendo de los lugares más cercanos, remotos o desconocidos, como; el fondo del mar, de donde se escapó de un matrimonio concertado la sirena; un planeta sin nombre, del tamaño de un guisante, de donde procedía el mago; de un volcán, donde le era imposible leer sus libros predilectos al señor come-fuegos; de un asilo para personas sin seres que les quisieran, de donde se escapó el funambulista; de la consulta del psiquiatra (su consulta), de donde se acabó marchando el hipnotista; del alma de una niña que murió por enfermedad…, de donde acudía el a ratos apenado payaso; de la empresa de constructores de su cuñado, en donde acabó colgando su casco el forzudo… y de la casa del amo loco, que no podía sufrir escuchar a un perro maullar a la luna, de donde salió por patas el protagonista de esta historia.
El ‘’perro’’ dejó de observar a la gente que los observaba a ellos… con unas caras…, desde el otro lado del terreno en donde se erigía una carpa con forma de exprimidor… y continuó observando a sus compañeros (su cabeza se había ido moviendo mientras pensaba todo aquello…)
–No cambiaría mi situación actual ni por un millón de latas de sardinas –pensó, lanzando uno de sus maullidos al aire.
Todos son historias maravillosas, imaginativas, interesantes y preciosamente escritas.
ResponderEliminarEspero que sigas participando en ellos y, en especial, en el mío, claro. 😉
No dejes de escribir nunca!!!
😍😘👍🏼
Totalmente de acuerdo! Muchísimas gracias! Un besazo!
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