UNA FLOR CON SENTIMIENTOS…
La observaba atentamente…
Ella se había sentado en el banco, y se había fijado en la flor que, seguramente, un par de enamorados habían dejado abandonada por una disputa…
La flor la llamaba…
Resulta que al cogerla se dio cuenta de que en cada pétalo había una palabra, o varias.
Le supo mal; pero la fue desojando con la inquietud en el alma y la curiosidad en el rostro.
Acabada la lectura, descubrió que era una carta de amor. ¿A quién iba dedicada? No llevaba nombres…
Se sintió envuelta en una paz y a la vez euforia, sin entender el porqué…
Pero los pétalos ahora sueltos… ¿qué iba a hacer con ellos?, ¿pegarlos en una hoja de papel, meterla dentro de un sobre y volver para dejarlo en ese banco, con otra flor, y con una nota pidiendo disculpas y felicitando esos sentimientos? A lo mejor alguien volvía a recoger la flor, o a sentarse allí, porque quizás era su lugar favorito y…
No hizo falta: él salió de su cercano escondite para decirle cuánto la amaba.
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