LA VERDADERA HISTORIA DEL DRAGÓN
por
Natalia Bas Farizo
Las leyendas con el tiempo se vuelven un amasijo de dudas y eso lleva a muchos a sacar las cosas de su sitio y cambiarlas por otras.
¿Quién no conoce la historia del dragón que comía inocentes jóvenes hasta que un buen día apareció un caballero que liberó al mundo de semejante perla, y trajo consigo franquicias y tiendas en rinconcitos ‘’olvidados’’, a no ser por los adictos a las palabras…, en donde se vendían cantidades industriales de libros, sobre todo un día al año; sin contar los múltiples puestos de rosas a las que habían hecho mutar en costosos y efímeros símbolos multicolor?
Pues la verdad es bien diferente:
Parece ser que en el mundo hay personas: no sólo mujeres, que se sienten rechazados o abandonados por amor, y por amor serían capaces de morir. Entonces acudían al Santo Dragón, a pedirles ayuda para acabar con su miseria, porque iban a dejar el mundo tal como se conoce, de cualquier manera, si él no les daba un final más rápido y menos doloroso.
El Dragón, que se escondía en un lugar inaccesible, del que sólo se le podía sacar con súplicas, inventó una manera de engañar a los enamorados, para que pasado un tiempo se dieran cuenta de que la vida no consiste en morir por amor, solamente.
Al principio, ideó un espectáculo para ver qué pasaba con la cercana gente que decía amar a las personas que se suponía ‘’el dragón comía’’.
Y resultó que muy pocas lloraban las pérdidas: algunos familiares y amigos, pocos más. Aunque nunca faltaban las famosas plañideras.
Las parejas que habían dejado, o ni tan siquiera habían comenzado una relación con los ‘’devorados’’, parecían descansar mejor; aunque un pequeñito tanto por ciento parecía sentir algo: ¿remordimiento, quizás? O tal vez estreñimiento…
Al fin, en los diferentes lugares del mundo; pues en todo él existen corazones destrozados, se inventó a un caballero detallado con una enorme arma, con la que por suerte nunca sufrió de tendinopatías…, para que se creyera que las personas: a las que por supuesto les endosaron el sexo femenino, nada malo les ocurriría ya; puesto que el apuesto caballero montado en su emperifollado corcel, iba a deslomarse tanto como hiciera falta.
Con el avance de los tiempos, la historia se quedó en una leyenda, que da para vender de todo un poco, y más; una fiesta tanto para adultos como para niños; una excusa para tratar a las mujeres de siempre inferiores, a los símbolos fantásticos de terroristas, a los hombres en salvadores universales; e incluso la amañada celebración de dos fechas históricas… Y seguro que mucho más, como muchos sabéis.
¿Qué pasó con el Dragón y con sus ‘’víctimas’’?
Este ser fantástico, bondadoso e inteligente, se apiadó de ellos y enseguida les concedió una terapia innovadora en aquellos tiempos; aunque aceptó, a desgana, hacerles el favor si no abrían los ojos al fin.
La terapia consistía en escribir un libro de amor; odio; fantasía; ilustrado; un diario… para ver si de ese modo expulsaban sus penas a ese exterior y quedaban con un interior en relativa paz. Quizás alguno de sus familiares o ‘’amados’’ lo leían alguna vez y reconocían algo…
Podían despotricar; recordar; mandar mensajes de amor; de esperanza; podían escribir o plasmar sus sentimientos si valía para transformar su rabia interna. Y su tristeza.
La pluma que usaran, pues el Dragón no tenía objetos ‘’especiales’’, sería una rosa que él mismo hechizó. Y la tinta… la misma sangre del Dragón.
Como algunos ya habréis imaginado, se ‘’celebraron’’ funerales; pues el amor puede ser tan grande e inmenso como minúsculo e inexistente. Igual pasa con la razón.
Pero la mayoría supo apreciar la segunda oportunidad que aquel ser les brindó. Dándose cuenta de que no vale la pena morir por alguien que no valora tu vida ni tus sentimientos.
Las casi indescriptibles escamas del dragón sirvieron de hojas de papel para el cometido… Por desgracia, tiempo después acabó por perder la vida junto a su armadura de sentimientos. En realidad nadie creyó que pudiera ocurrir; puesto que solían renacer, y él siempre mostraba una bondadosa sonrisa llena de sanos dientes.
Pero fue por una buena causa: existen muchos libros, ilustraciones y poemarios entre otros, de anónimos artistas, que recorren el mundo dejando a la gente intrigada y preguntándose: ¿Quién habrá hecho semejante obra?, ¿quién habrá sufrido tanto por amor?, ¿quién habrá plasmado su arte en ilustraciones iridiscentes que muestran tanto amor como piedad?, o, ¿quién puede ser tan cruel al no escuchar los latidos de un ser enamorado que pedía ser reconocido?...
Pero no nos engañemos: no todos los amantes de las palabras tienen corazón, así como las familias y cercanos de las ‘’víctimas’’, que…, siguen escribiendo en recuerdo a su benefactor, y ayudando a otros a no caer en el pozo del innecesario dolor.
Os preguntaréis: ¿’’Siguen vivos’’?
Y yo os contesto: ¿No siguen vivas las leyendas que cada año reaparecen, son recibidas después de semanas e incluso meses de espera, y aceptadas y recordadas como una ‘’antigua normalidad’’ que seguro nunca perecerá?...
¿Por qué no habrían de seguir vivos los discípulos de un ser que les transmitió vida a través de su prolífera sangre, sus casi indescriptibles escamas, su estratégica sabiduría, su paciencia… y su verdadero y maternal…, sí, maternal amor?
Dedicado a mi madre Consol Bas Farizo
Me ha encantado el relato y la reflexión que dejas al final. Tu estilo hace que la lectura sea ligera y placentera a la par que hermosa. Mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo,
Borja
Bienvenido y gracias por leer mi escrito, ante todo, y por tus palabras tan bonitas.
EliminarSuelo reflexionar a la par que a veces me gusta pensar en que pueden existir... misterios.
Este escrito sale del alma, como siempre.
Me he fijado que tienes un Blog de poesía, con un montón!! A ver cuándo puedo leer algunas de ellas; pues es algo que me inspiró el lado poeta de mi madre, que nos dejó libros que queremos publicar, aparte de los míos, y es un trabajo enorme, en un momento de mi vida... ambiguo.
Deseando que todo te vaya muy bien,
Natalia Bas Farizo