24 de noviembre de 2019

Relatos literarios en Blogs amigos, 3º parte


''¿El piano se queda?''
  Es la pregunta de siempre: todos los compradores o posibles compradores, quieren saber si el piano de la antigua casa se queda. Parece importarles más que la maldición que arrastra su existencia, la de la casa…
  Quizás quieren parecer más Chic; pero debieran preocuparse por todas las veces que la casa ha sido vendida, una después de otra… en tan poco tiempo.
  De día me dedico a vender inmuebles. De noche, a esclarecer casos de inmuebles encantados.
  La casa es enorme: tres plantas y un recibidor donde se puede aparcar el coche de caballos o montarse una de esas fiestas en las que no se conoce a casi ninguno de esos bebedores y gritones invitados…, y tiene varias hectáreas de bosques en donde perderse o plantarse a crear. Libros, música, pintura… por ejemplo. O cazar, a quien le guste. Las estatuas que representan a los dioses y a los semidioses, recorren el lugar… o eres tú el que lo recorre bajo la atenta mirada de las alegorías a las que el hombre adora más que al hombre mismo. No, eso no puede ser: el ego del hombre no tiene límite…
  Arañas de cristal, y cortinas de raso que esconden a los trasnochadores de la luz solar mientras los ruidos de la fiesta acallan al canto del gallo… Suelos de mármol y tantos espejos que pareciera que la señora del lugar quisiera verse siempre de espaldas: el recogido, la redondez del trasero provocada por éste o ése vestido llegado de París especialmente para la ocasión… Maderas nobles que no ocultan los sonidos horrorosos y ajenos a las fiestas, que los aldeanos me han llegado a describir como sonidos desde el propio infierno. ¿Habrán estado en él?... Pinturas de los pintores más influyentes, colgados en todas las paredes, que recuerdan el esplendor del Petit Trianon… Cenefas en las que se encuentras alados ángeles con miembros humanos, y alados demonios con colas de pesadilla… Techos pintados como la Capilla Sixtina, en su versión más… humilde. Muebles de la época Victoriana, Napoleónica y de estilo Louis XVI…
  Una escalera con pasamanos de madera de cerezo te acerca a las habitaciones…
  La de los señores es una habitación inmensa: un vestidor que aún conserva ropajes e incalculables joyas, en sus cofres de cristal de Bohemia, como las copas que se llenan de polvo en el aparador de la planta baja. Y todavía me preguntan si el piano se queda… En el tocador, los cabellos de la antigua dueña del lugar, también se llenan de polvo, mientras dan lugar a chismes entre los visitantes de la mansión: algunos sólo vienen por eso: y vienen de lejos.
  Si os preguntáis por qué no se hace una limpieza exhaustiva para la venta… no vale la pena: las telarañas se mantienen en su lugar, el polvo no se marcha, o si se levanta, compone un efímero vuelo para devolverse a su lugar de inmediato, como si quisiera que las cosas no cambiaran…
  La cocina y la despensa; aunque en la planta baja y sótano, guardan olores añejos que hablan de buenos vinos, de los que se guardan algunas botellas… entre otras sustancias difíciles de encontrar para la época… Y otros olores que me son familiares; pero difíciles de ordenar  en mi interior… Y en el sótano… hay un agujero del que nadie ha sabido explicar su procedencia, ni nadie ha podido cubrir…
  Volviendo arriba, las habitaciones de los niños son de ensueño: siempre quise tener una igual: incluso he soñado con habitaciones como ésta. Hasta la casa podría parecerme familiar; pero es porque la muestro a veces… Aquí algunas cosas adquieren un significado sugestionable… Inclusive los juguetes de tamaño real, casas de muñecas en las que la porcelana es auténtica, y carrozas en miniatura, con forro de piel en los mullidos asientos… Y las camas con dosel, donde los mosquitos no te pueden molestar en verano… aunque no veo princesas ni príncipes en mis sugestiones…
  Está el despacho del señor de la casa, en el que casi ningún papel se conserva, y el pequeño estudio de ‘Madame’, como le gustaba ser llamada…, en el que sólo se conserva un caballete viejo, habitado por polillas y esbozos tan oscuros como el sueño de un maligno ser.
  Y como en los castillos de los jefes de finanzas de la corte más real… las habitaciones pobres, humildes, destartaladas, y oscuras, a las que se accede por una escalera de caracol tan estrecha como los corsés de otro tiempo… están arriba. Con las ratas… ¡Creo escuchar una ahora…!
  Una vista, que de noche daría miedo a los vampiros que creyeron inventarse en algún lugar lleno de aldeanos crédulos que no sabían que Lilith fue la primera vampira…
  Parece ser que los Ludwig von der Pfordten, los propietarios originales del lugar, desaparecieron al poco, realmente, de empezar a vivir allí. ¡Puff!...
  Los más valientes, aseguran que se marcharon a su Alemania natal, porque realmente no eran aristócratas y todo lo que tenían allí… era robado… Los más temerosos, los que conocen a Lilith… esos no duermen, creyendo que de un momento a otro los aristócratas aparecerán… y los degollarán, o los hervirán y comerán. O tan sólo los llevarán con ellos al infierno, lugar que algunos muchos creen se esconde bajo la misma casa… en ese sótano que mantiene un agujero abierto. Han llegado a decirme que las fiestas ocultaban muchas realidades que ni un adulto es capaz de escuchar: yo creo que son patrañas que un adulto no sabe acabar de decorar... Pero cuando pienso en el polvo, las telarañas, el agujero: por eso decidí quedarme a dormir esta noche, después de mostrar la vivienda a los supuestos interesados: ‘Tenemos que hablar con nuestro banquero de confianza’, me dijeron antes de marchar con algo de prisa; pero sin dejar de echar una última ojeada a la regia fachada principal…
  Parece que los Ludwig… llegaron acompañados de una pequeña familia, que trabajaba para ellos. Y resulta que la pareja tenía un hijo, que solía jugar con los tres hijos de los aristócratas, y que un día desapareció. De éste, es del personaje que menos se sabe. Algunos dicen que podría tratarse del verdadero demonio alemán… ¡Un niño!... Aunque hay niños que son pequeños demonios…
  Cada vez que se ha vendido la casa… los nuevos dueños han marchado del pueblo, con una u otra excusa: unos se marcharon porque la madre de la esposa del comprador había enfermado; otros porque el padre del marido de la inversora (una mujer que me pareció adelantada a su época, al principio)… había fallecido y dejado a sus descendientes deudas desorbitadas; otros se marcharon porque estaban hartos, según dijeron, de las cotillas del pueblo, de los borrachos que merodeaban por allí de día, y de los lobos que aullaban de noche…
  La cuestión es que la casa sigue vacía, y teóricamente maldita: yo creo que la maldición son los mismos aldeanos…

De repente un sonido se apodera del límite al que puede llegar mi oído. Mi corazón da un vuelco que podría competir con el vuelco de cualquier enamorado, a punto de sufrir un ataque al ver a su amante con otra persona.

‘’ERES TÚ: HAS VUELTO A MÍ.’’

  Esas palabras van dirigidas a mí: lo sé, reconozco la voz. Una voz que… ha vuelto clara como nunca antes… De pequeño… la escuchaba cada día, desde… que llegamos aquí con papá y mamá, y los señores… ¡los Ludwig von der Pfordten!
  Miles de momentos pasan rápidamente por mi cerebro, recordándome quién soy: el niño desaparecido… que cayó en ese agujero del sótano, y levantándose de una caída normalmente mortal, se sacudió el polvo y se puso a jugar con… ¡EL DEMONIO!
  No había vuelto a recordar; pero las pesadillas habían aparecido alguna vez, antes de conseguir esos polvos para dormir…
  Había crecido junto al demonio, alimentándome con su propia sangre cuando no tenía animales, o… seres de extraña procedencia… que… ahora mismo… no quiero…
  Un día había salido del agujero… y el hambre… me había obligado a… ¡NO!... Yo maté… maté a los Ludwig…
  Luego… ¡Oh, Dios!, cuesta tanto admitir mis recuerdos que acuden a atormentarme en esta noche que no debía existir… Luego escapé de allí: los aldeanos me habían descubierto, extrañados en la falta de comunicación de los señores… ¡MATÉ A MIS PROPIOS PADRES!... Mi madre… ¡Oh, mamá!... ¡MAMÁ!...
  ¿Cómo se puede olvidar haber matado al ser que más amaste?, a tus compañeros de juegos, a seres vivos… Mi padre, que esperaba tanto de mí…

‘’YO SOY TU PADRE: LO FUI Y LO SERÉ SIEMPRE.’’

¡NOOOOOO! ¡No y mil veces no! Antes muerto…
  Voy a hacerlo; pues este ser es indestructible y yo no puedo volver a caer… El sudor me cae a chorros por todo el cuerpo y las manos me tiemblan como si sufriera un brutal Delirium Tremens; pero no puedo caer por más que la sintonía me llame: esa sintonía para piano que me llamaba desde pequeño hasta el agujero donde por primera vez cometí… canibalismo…
  ¡NO!
 


¿EPÍLOGO?

En la inmobiliaria donde trabajaba el señor Nomäd, todavía se preguntan qué pasó con su mejor vendedor… Así como los nuevos visitantes de la antigua mansión Ludwig, todavía en venta, se preguntan si el piano se queda…





Ésta es mi aportación al 1º reto literario de noviembre del Blog de la autora Jessica Galera Andreu:



4 comentarios:

  1. Anónimo8:38 a. m.

    Buf, Natalia!!! No sé si influye haberlo leído un lunes por la mañana para potenciar el ambiente terrorfíco, pero si es así, no hacía ninguna falta la ayuda del lunes, ya te lo digo jijiji Ahor en serio, me ha fascinado el relato, la descripción de la casa, todo. Parece un fragmento de novela y ays, molaría tanto poder leerla entera jijijiji (hay que probar siempre a ver si cuela). En serio, el relato te arrastra dándote un paseo por la mansión y te atrapa en una angustia casi asfixiante. Buf, mil gracias por tu participación, guapísima, siempre merece y mucho la pena. ¡MUACKA!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. JAJAJA... Lunes por la mañana: ésa sí que es buenaaaa!!
      Gracias, me he inspirado en mi pasión por los castillos, y en parte de mi trabajo a parte de la escritura... Seguirla... quién sabe con tanto que me queda por hacer si no casco en el intento!!!! Gracias por esas palabras, que viniendo de una autora, son PALABRAS...

      Eliminar
  2. Increíble, intrigante, y por supuesto el piano se queda, genial Natalia, me encantaría que la historia siguiera.....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Floooraaaa!!!
      Me encanta arrastrarte a cosas... nuevas??? jijiji
      Gracias otra vez... Me encanta cómo has dicho lo del piano... ¿Has pensado en escribir?...
      Oye, el piano para Mic, no?? jijij

      Eliminar

Si deseáis comentar, me gustará leeros